Vivir todos los papeles…sin perderlos

vacio

Ante la inmensidad de lo que somos, de todas las posibilidades existentes de actuación, con la capacidad tan diversificada para ver, sentir, experimentar, con toda la curiosidad y creatividad será bueno que podamos vivir todos los papeles…eso si…sin perderlos.

Hablo aquí de papeles como si de una obra de teatro fuera. En ella cada actor tiene uno, una función específica para hacer que la historia se desarrolle con o sin moraleja, pero si que al final, la interacción entre los diferentes personajes ayuda a que cada actor se desarrolle, crezca al desarrollar una nueva perspectiva de los acontecimientos.

Así que, una de las maravillas de la vida es poder sentirnos más libres (¿acaso no es esa una de las grandes búsquedas de todos los tiempos?) al tener la certeza de que somos tanto la víctima como el verdugo, cuidadores y cuidados, agresivos y cariñosos, envidiosos y altruistas y un largo, largo etc.

La dificultad parece que reside en la rigidez de la idea que tenemos de nosotros mismos como alguien con un repertorio limitado, características concretas y formas de relacionarnos definidas, porque esas son las correctas y las que tienen que ser. Pero lo que ocurre es que esa rigidez solamente hace que el carácter se cronifique y, con el tiempo, las posibilidades de disfrute disminuyan, porque toda rigidez lleva a una gran dificultad para vivir en algo tan flexible como es la vida, implica una gran defensa y esta solo ocurre cuando uno siente que tiene un peligro delante del que hay que protegerse.

En un proceso terapéutico estos son aspectos esenciales de observar y explorar.

¿Porqué? Porque es este acto de exploración el que puede permitir que dejemos de darnos contra la misma pared continuamente, andando en círculos para terminar en el mismo lugar y de esta forma impedirnos el crecimiento y la comprensión más amplia de la vida y de nuestro lugar en nuestra vida.

La rigidez si que aporta seguridad. Las cosas son como son y ya está. Esto es claro y puede ser llevado a cabo durante toda una vida. Mi duda, y la de tantas personas que trabajamos dentro de este campo, es de que esto a la larga aporte la felicidad que tan claramente buscamos a lo largo de la vida.

Así que vivir todos los papeles…sin perderlos es un camino a seguir, uno que tal vez nos haga descubrir que eso que creíamos que éramos es solo una pequeña parte de lo que realmente somos. Y creo también que es a través de un acompañamiento de un terapeuta, de un maestro, lo que puede ayudarnos a transitar por ese camino que produce tanta incertidumbre, inseguridad, vértigo y vacío, sin duda, un camino donde hay mucho que ganar.

 

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