Yo soy la Moncloa

moncloa

Van pasando estos días y no puedo de dejar de pensar en lo que está ocurriendo en estas elecciones y, por profesión, observar estos procesos a nivel humano. Quiero decir que tal como los resultados de las últimas elecciones, un margen ajustado entre diferentes opciones, también nosotros pasamos por momentos así. Momentos en los que dentro de nosotros, ante una opción, una idea o proyecto, surgen también 4 voces, como poco, unas más acusatorias, otras más tiernas, unas más manipuladoras, otras más conciliadoras.

¿Y que hacemos en momentos así?

Pues la gran mayoría de las veces, si no somos conscientes de este diálogo, hacemos lo que llevamos haciendo toda la vida, votar a la misma voz para que siga haciendo lo mismo, porque de alguna manera sabemos lo que podemos esperar y el coste, aunque sea grande para uno mismo, vamos a salir del paso. También en nosotros se nos hace difícil el cambio. Cambiar a otra forma de hacer las cosas es ya incluso enérgicamente costoso para nuestro cerebro que tiene que estructurar nuevas rutas neuronales para no hablar del coste de inseguridad que puede producir dar un paso hacia lo desconocido.

Pero en esto también creo que nos volvemos radicales. O hacemos lo que venimos haciendo toda la vida, esa forma o herramienta que nos permitió seguir adelante, o hacemos lo contrario y tanto una cosa como la contraria la defendemos a muerte igual que las voces que tienen también sus intereses.

Me parece que al actuar así se nos pasa algo por alto, un mero detalle casi sin importancia:

– ¿Es esta forma de actuar que llevo haciendo toda la vida, o esta nueva la que realmente me viene bien para mi crecimiento, mi salud, mi proyecto de vida, en la actualidad? Me explico a través de las elecciones. Los candidatos a la Moncloa parece que tienen sus ideas claras, cada uno defiende las suyas y además ataca al otro con la intención de aniquilarlo, pero me parece que les pasa por alto un detalle…vamos…algo casi sin importancia: El país y toda la vida existente en él. Creo que este es un proceso muy humano marcado por esta función del pensamiento, razón, defensa y CEGUERA.

La verdad es que a veces me parece este juego político un juego macabro y despiadado, pero lo seguimos jugando y cada uno se hace de un partido y lo defiende y “mi partido es el mejor y el tuyo no tiene nada de bueno” y esto no tiene ni punta de verdad.

Volviendo al proceso humano, esas voces que empiezan a intentar comandar nuestra acción, en terapia Gestalt, se les da la posibilidad de que digan todo lo que tienen que decir, y que escuchen todo lo que las demás tienen que decir. Y esto ya de por si no es nada fácil. Pero el trabajo continuado de la técnica de la silla vacía de la terapia Gestalt, hace que se abra la posibilidad de que esta escucha sin reacción tenga lugar, que se pueda ver realmente que tiene que decir cada voz y que es lo que me sirve a mi en este momento de mi vida según mis necesidades, deseos, miedos o ambiciones. Es pasar de la argumentación al diálogo. En primero se basa en defender una postura despreciando las contrarias y el segundo implica una estructura horizontal para favorecer el surgimiento de una forma de pensar común que permita a todos aprender/crecer.

Entonces me preguntaba yo…¿y porqué no van a gobernar con la distribución de escaños actual? Ai, ai ai, ingenuo de mi. Es que las cosas son de otra forma, hay muchos intereses, y parece que el sistema de elección no permite que sea así.

Pero mi maldita cabeza seguía rulando y me preguntaba…¿pero si esta gente tiene formación, parece gente inteligente, si estos son los encargados de llevar el país adelante y no son capaces de entenderse por favor que vengan otros o que por favor alguien haga a estos candidatos aprender normas básicas de comunicación, de expresión, de escucha, de decisión. Que aprendan un modelo tan simple como el de los “Seis sombreros para Pensar” de Edward de Bono…Si los niños de primaria lo consiguen hacer, yo confío en que ustedes lo podrán hacer también.

Pero claro, luego decimos que los niños son competitivos, no colaboran y parece que algunos quieren que desarrollen esta actitud de colaboración de un día para otro, los juzgamos porque no la tienen y volvemos a empezar este juego macabro. Porque la colaboración también se aprende, porque a pensar también se aprende, porque a escuchar también se aprende.

Así que yo este año lo que pido es que cuando un grupo de niños no se pongan de acuerdo, y se griten e insulten unos a otros, que no se les castigue. Que se les haga ver que esto es algo normal, que incluso los principales candidatos a la Moncloa, que son 4 personas como ellos, tampoco lo consiguen hacer y que tienen las mismas discusiones infantiles que ellos, que van de un acto fallido a otro. Tal vez así se les pueda enseñar a que se griten e insulten y que aun así puedan resolver sus discrepancias y crear un beneficio mutuo. Que la rabia viene bien cuando es bien direccionada.

No pude aguantarme en comentar esta reflexión…ahí queda.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s