Alrededor de un trapo llamado mascarilla

A medida que uno va aprendiendo cada vez quedan menos dudas.

Las mascarillas han sido y siguen siendo un elemento recurrente de protección ante la pandemia, de civismo por el bien de los demás, si bien que no existe en todo el mundo un solo estudio que hable de la eficacia de las mismas en esta situación para la que son recomendadas. Pero cada vez que alguien da positivo, parece que la solución es poner el trapo en la cara. Error que perpetúa la resolución de la situación o la imposibilidad de colocar las preguntas pertinentes.

Vivimos ahora en una dinámica de que él que sirve o atiende, lleva mascarilla, él que es cliente o comprador no. Me imagino la cantidad de empresas, restaurantes, supermercados que, por no ver mermado su negocio, después de los dos años de dificultad, utilizan la mascarilla para dar la imagen de que ellos son responsables, o para calmar los que se asustan cuando alguien no la lleva. Error que perpetúa el teatro y la fantasía en la que vivimos, estando dispuestos a engañarnos unos a otros en función de CERO evidencia científica de que esa es una medida útil.

Pero, por si esto era poco, lo que me hace escribir hoy tiene que ver con las atrocidades que se han realizado en los establecimientos de enseñanza.

Estamos a través de estas medidas creando las condiciones necesarias para la creación de un rebaño, no precisamente inmunizado, sino más bien un rebaño que se traga cualquier orden o directiva, un rebaño que abandonó su sentido crítico, su interés por leer o investigar lo que se sabe sobre un determinado tema.

En relación a las mascarillas desde el parvulario los psicólogos y psiquiatras están viendo ya el detrimento en las medidas inteligencia, un deterioro de la capacidad verbal, retrasos en la adquisición del lenguaje, reducción de la empatía ya que la mascarilla anula gran parte de las señales que como seres vivos necesitamos para ver lo que la otra persona siente, que emoción está expresando. Mark McDonald, psiquiatra americano, habla de cómo un estudio encontró que ha habído una pérdida de 20 puntos en Coeficiente Intelectual en los niños nacidos durante la pandemia comparado con los datos que existían antes de la pandemia.

Mark McDonald MD, psiquiatra

En un artículo suyo dice: «Los residentes de mi ciudad natal que usan máscaras, por otro lado, parecen en gran medida cobardes, insensibles, ingenuos, narcisistas y emocionalmente inmaduros. Comencé a preguntarme si este último grupo de enmascarados universales siempre ha sido así, pero simplemente era mejor para ocultarlo, hasta que todos adoptaron los pañales faciales como su insignia social.» Y sigue rematando «Con la llegada de la moda de las máscaras, la enfermedad mental ya no es invisible en el espacio público. Lo que antes estaba reservado solo para los oídos de un psiquiatra, ahora se muestra flagrantemente a cualquier ciudadano con ojos para verlo. Cuando veo a un hombre correr junto a mí con un trozo de tela atado alrededor de la nariz y la boca, no necesito hablar con él para saber que tiene una enfermedad mental. Cuando veo a una mujer tomando el sol en el parque con un bikini de dos piezas y un pañal en la cara, no es necesario conversar: está enferma. Aprender esto es a la vez desalentador y liberador. Cuando descubro que el 80% de las personas que habitan mi ciudad están mentalmente enfermas, me siento triste. Sin embargo, con ese descubrimiento viene una nueva libertad para filtrar eficientemente a aquellos con un funcionamiento limitado, de modo que ya no pierda el tiempo ni sufra frustración por las expectativas fallidas de normalidad con aquellos que simplemente carecen de esa capacidad fundamental de ser normal. Esto ha sido un control de la realidad, pero, como digo a menudo, para vivir una vida honesta y saludable, debemos vivir en la realidad.«

Aunque de inicio puedan parecer afirmaciones fuertes, ausentes de comprensión o compasión, debo decir que estoy más que de acuerdo con su postura. Pero no es por ponerme en contra del que está debilitado en su capacidad de discernimiento, sino porque una persona que está convencida de que un trapo la va a proteger de una epidemia o pandemia, es alguien que, en principio no estará abierta a obtener otro tipo de información que contraste la que maneja. Solamente cuando uno deja abrir la puerta de su curiosidad para interesarse verdaderamente es cuando uno puede entrar. Como reza el dicho, no se puede ayudar a nadie que no se quiera dejar ayudar. Y es que para aprender hace falta siempre la humildad.

ESTUDIOS RECIENTES

Volviendo a como se ha gestionado la pandemia dentro de las escuelas y en que se basaron para aplicar medidas restrictivas, que van contra natura en lo que se refiere el desarrollo infantil, la semana pasada el programa del que soy forofo absoluto – The Highwire – Jefferey Jaxen junto con Del Bigtree presentaron dos estudios realizados sobre las mascarillas que deseo compartir con vosotros y ojalá llegue a los directivos de colegios e institutos.

Uno es un estudio natural realizando la comparación entre dos distritos cercanos del estado de Dakota del Norte, Fargo y West Fargo, uno con obligación de mascarilla y el otro no, respectivamente, en alumnos desde los 5 a los 18 años (K-12).

Asociación entre los mandatos de máscaras escolares y las infecciones estudiantiles por SARS-CoV-2: evidencia de un experimento natural de distritos vecinos K-12 en Dakota del Norte
Neeraj Sood1, Shannon Heick, Josh Stevenson, Tracy Høeg
https://www.researchsquare.com/article/rs-1773983/v1

Dicen los autores en el abstract que «Todavía existe un debate considerable sobre si los mandatos de máscara en las escuelas K-12 limitan la transmisión del SARS-CoV-2 en los niños que asisten a la escuela. Todavía faltan datos aleatorios sobre la efectividad de los mandatos de máscara en niños. Nuestro estudio aprovechó un experimento natural único de dos distritos escolares K-12 adyacentes en Fargo, Dakota del Norte, uno que tenía un mandato de máscara y otro que no en el otoño del año académico 2021-2022. En el invierno, ambos distritos adoptaron una política de máscaras opcionales que permitió un diseño de estudio cruzado parcial. No observamos una diferencia significativa entre las tasas de casos de los estudiantes mientras los distritos tenían diferentes políticas de uso de máscaras (IRR 0,99; IC del 95 %: 0,92 a 1,07) ni mientras tenían las mismas políticas de máscaras (IRR 1,04; IC del 95 %: 0,92 a 1,16). Los casos en los dos períodos tampoco fueron significativamente diferentes (p = 0,40). Nuestros hallazgos contribuyen a un creciente cuerpo de literatura que sugiere que los mandatos de máscaras en las escuelas tienen un impacto limitado o nulo en las tasas de casos de COVID-19 entre los estudiantes de K-12 (alumnos desde los 5 a los 18 años).«

Como este estudio son posibles de encontrar otros 100. ¿Para qué tanta ansiedad en que lleven la mascarilla? ¿Para qué tanto policiamiento para que la lleven tapando la nariz? De primeras para ejercer un poder sobre los demás cegado por el civismo y la buena conducta, el miedo como virtud y una hipnosis que hace que los responsables de proteger a los niños y jóvenes, les hayan dado una lección que difícilmente olvidaran en su vida: O obedeces o serás punido, ridiculizado y excluido incluso de los lugares o actividades a las que tienes derecho.

No sabemos las consecuencias de un efecto masivo como las mascarillas en un futuro, que tipo de generación surgirá, como se comunicarán, o cuanto se cuidaran.

Con un texto ya largo, para no extenderme mucho más, comparto el otro estudio que habla de lo que si sabemos.

Se trata de un estudio realizado en Japón:

Aislamiento de bacterias y hongos de mascarillas faciales durante la pandemia de COVID‑19
Ah‑Mee Park*, Sundar Khadka, Fumitaka Sato, Seiichi Omura, Mitsugu Fujita, Kazuki Hashiwaki & Ikuo Tsunoda
https://www.nature.com/articles/s41598-022-15409-x.pdf

La pandemia de COVID-19 ha llevado a las personas a usar máscaras faciales diariamente en público. Aunque la eficacia de las mascarillas contra la transmisión viral se ha estudiado ampliamente, ha habido pocos informes sobre posibles problemas de higiene debido a bacterias y hongos adheridos a las mascarillas. Nuestro objetivo era (1) cuantificar e identificar las bacterias y los hongos que se adhieren a las máscaras, y (2) investigar si los microbios adheridos a las máscaras podrían estar asociados con los tipos y el uso de las máscaras y los estilos de vida individuales. Encuestamos a 109 voluntarios sobre el uso y el estilo de vida de sus mascarillas, y cultivamos bacterias y hongos del lado de la cara o del lado exterior de sus mascarillas. El número de colonias bacterianas fue mayor en el lado de la cara que en el lado exterior; el número de colonias de hongos era menor en el lado de la cara que en el lado exterior. Un uso más prolongado de la máscara aumentó significativamente el número de colonias de hongos, pero no el número de colonias bacterianas. Aunque la mayoría de los microbios identificados no eran patógenos para los seres humanos; Staphylococcus epidermidis, Staphylococcus aureus y Cladosporium, encontramos varios microbios patógenos; Bacillus cereus, Staphylococcus saprophyticus, Aspergillus y Microsporum. Tampoco encontramos asociaciones de microbios adheridos a la máscara con los métodos de transporte o las gárgaras. Proponemos que las personas inmunodeprimidas eviten el uso repetido de mascarillas para prevenir infecciones microbianas.

En la tabla, en azul, los patógenos encontrados que afectan a la salud.

A los que saben de patógenos les cabe dar la última palabra sobre la peligrosidad y consecuencias de estos elementos en el organismo. Pueden ser causantes de infecciones bucales, de llagas, de irritaciones cutáneas, de faringitis? Yo no lo se.

Lo que si se, cada vez con más claridad, es que estamos normalizando atrocidades que van a actuar sobre los pilares de nuestra vida y de nuestra experiencia en este plano terrenal. Entre otras que decido no nombrar aquí, estar poniendo en juego la salud y desarrollo físico, emocional, social y espiritual de millones de niños, adolescentes y adultos en función de una posibilidad de infección que es virtualmente «cero», sabiendo que no son transmisores y si que, como dice Geert Vanden Bossche, son estos jóvenes con su sistema de defensa natural los que pueden ayudar a parar la replicación del virus, me parece que demuestra la facilidad con la que una sociedad puede ser manipulada, pone de relieve la vulnerabilidad de la condición humana y demuestra que estamos olvidando los principios fundacionales de la vida – la defensa de la libertar, el derecho a la información veraz – y, sobretodo, se está destruyendo la confianza en aquellos en los que se supone que nos deben cuidar y defender, sean padres, madres, instituto o ministerio de sanidad.

Una generación de jóvenes huérfanos, de adultos carentes con sentimientos de abandono y desamparo? Es una posibilidad.

La solución pasará por no seguir participando de un teatro que nos engulle a todos y nos hace perder el contacto con la realidad.

La solución pasará por reconocer el engaño y asumir la ignorancia, que SIEMPRE, SIEMPRE será el motor que alimenta el poder de quien se beneficia de esta situación deshumana.

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