Si en el anterior articulo «Elogio a la incertidumbre» expuse una visión más personal del libro de Mattias Desmet, hoy me adentro en conceptos claves de su propuesta sobre el proceso de formación de masas.
Como terapeuta considero que es un marco muy interesante desde el que poder trabajar y explorar con las personas que acompañamos. Por otro lado, desde marzo del 2020 sentí la curiosidad de conocer el efecto psicológico de lo que nos estaba pasando, por ser un momento que podría dar claridad sobre nosotros como individuos, como sociedad y las carencias o dificultades que se podían hacer visibles en ambos.
Paso a describir los aspectos centrales:
Para que se de la formación de masas es necesario que estén presentes previamente 4 condiciones:
1 – Que las personas de la sociedad estén aisladas sin verdadera conexión entre ellas ni tampoco con su ambiente natural;
2 – Que exista en las personas una falta de sentido de vida y de significado;
3 – Que esté presente la llamada ansiedad sin objeto concreto de referencia;
4 – Que esté presente una frustración y agresión en la población sin objeto de referencia.
La primera condición estaba ya presente antes de la pandemia. En encuestas realizadas antes de la pandemia un 30% de las personas aseguraban no tener ninguna relación significativa y que solo están conectados con otros por internet; en el Reino Unido, a Diana Barran estuvo encargada del Ministerio de la Soledad y en Estados Unidos, Vivek Murthi consideró que estaban ante la presencia de una epidemia de soledad. Esta es la condición más crucial.

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La segunda condición deriva de la primera una vez que somos seres sociales, ante la ausencia de conexión, las personas nos vemos confrontados con sentimientos de falta de propósito y de sentido de vida. Esta condición estaba también presente antes de la pandemia de 2020. A nível mundial, más del 60% de las personas informaban que el trabajo que realizaban no tenía sentido y solo un 15% decían que su trabajo era significativo y aportaba sentido a su vida.

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Una vez que las personas están en un estado de desconexión social y una falta de sentido en la vida y en sus acciones, surge consecuentemente la tercera y cuarta condiciones. Cuando habla de la ansiedad sin objeto, Mattias se refiere a que las personas se sienten ansiosas pero no pueden atribuir esa ansiedad a ningún objeto concreto. Lo mismo ocurre en la cuarta condición. La persona se siente frustrada pero no existe una representación mental clara de lo que le frustra. Los dos estados (ansioso y frustrado) sin objeto deja a la persona en un estado muy vulnerable y sin posibilidad de controlar su ansiedad porque no se sabe lo que la produce.
Cuando estas condiciones se dan en una sociedad, algo puede ocurrir (y de hecho ha ocurrido antes del surgimiento de cualquier estado totalitario a lo largo de la historia): Los medios de comunicación y otras voces públicas aportan una narrativa que indica un objeto de ansiedad (virus) y estrategias para hacerle frente (máscarillas, distancia, confinamiento, vacunas, etc.). Cuando esto se da la ansiedad presente finalmente conecta con un objeto concreto, lo mismo ocurriendo con la frustración y agresión que ahora puede ser dirigida a todos los acontecimientos o personas que se oponen a la narrativa, permitiendo que la persona recupere el control. Además, la gran necesidad humana de estar conectados con otras personas se sacia al pertenecer al grupo que ahora lucha contra ese peligro. Termina siendo una pseudoconexión ya que las personas que caen en la formación de masas están conectadas con el grupo, la colectividad que defiende una ideología concreta, más que cada persona del grupo esté conectada con otras personas. Es de esta forma como la individualidad deja de ser relevante (incluso juzgada y rechazada) en función del bien común. Las personas conectan con la ideología. Es relevante también saber que no importa que la ideología, el objeto o la narrativa sea correcta o no. De echo, con el paso del tiempo, cuánto más absurda (o contradictoria) es la narrativa más se refuerza la conexión entre los miembros del grupo «hechizado» por la formación de masas. Y digo hechizado porque hace dos siglos Gustav le Bon ya hablaba que la formación de masas tiene mucho de común con la hipnósis. Un profesional que hipnotiza invita a la persona a enfocarse en un estímulo concreto (dedo, movimiento de mano, objeto, etc.) y con su voz va ayudando a que ese estímulo sea el foco de atención. Una vez en el momento en que la persona entra en ese proceso pierde el contacto con toda la realidad que está más allá del estímulo.
No es de extrañar que, en un momento de angustia y de promoción del aislamiento y el miedo, los medios de comunicación no hayan hecho más que aumentar estas emociones, con los números de casos, números de muertos, alertas de todos los colores, etc., manteniendo en un estado de alerta y estrés que directamente nos impide a todos pensar coherentemente, racionalmente y críticamente.
¿Cuáles son las consecuencias de «entrar» en la formación de masas?
Un efecto es justo la enorme incapacidad de las personas de pensar críticamente sobre un aspecto de la realidad, se anula el pensamiento crítico y la visión del grupo o la narrativa que se aporta se convierte en la única verdad. Una vez la persona ha adherido a la narrativa estará dispuesta a realizar sacrificar sus bienes, salud, relaciones, libertades si eso es lo que demanda la narrativa o lo que defiende la ideología que forma la masa. Y en tercer lugar, un efecto derivado de los anteriores es el de que la personas se vuelven radicalmente intolerantes hacia personas que no están dentro del grupo o no obedecen a la narrativa. Al final, pueden llegar a cometer crueldades como si fuese una obligación cívica que hay que hacer por el bien común. Este es el último escalón de la formación de masas en el que las personas adheridas a ella se destruyen a ellas mismas, pertenezcan o no al grupo.
Para poner unas cifras aproximadas, normalmente un 20-30% de la población entran totalmente en la formación de masas. Un 60-75% sabe que algo no está del todo correcto o que algo no cuadra pero prefieren estar en silencio por diferentes motivos. Finalmente, un 10% no entra en la formación de masas, en la narrativa presentada. Esto último es algo que no se sabe por qué ocurre, por qué unas personas si adhieren a la ideología y por qué otras no. Lo que si se sabe es que el nivel educativo es contraproducente a la hora de protegernos de caer en la «hipnosis». A mayor nivel educativo más vulnerable se convierte uno a la formación de masas.
¿Qué soluciones hay, como poder revertir este proceso?
Mattias habla de varios. El primero es el de seguir diciendo la verdad. Es el elemento más importante de mantener para impedir que la masa evolucione hacia actos crueles. Decir la verdad implica discernimiento, cuestionamiento y la capacidad de dudar de lo primero que se conoce. Médicos, científicos, psicólogos y tantos otros profesionales de la salud han estado silenciados, han sido censurados habiendo tenido carreras que avalan su conocimiento y legitiman a poder dar sus datos y valoraciones. Pero no decir la verdad de cualquier manera sino de una forma respetuosa, tranquila y sin violencia. Esto es relevante si comprendemos que el hablar de forma despectiva o agresiva solamente va a hacer que el grupo que está dentro de la formación de masas pueda justificar con más fuerza su oposición a quien habla así, lo generalice a todos los que no obedecen al mandato de la narrativa y que también se justifique la expresión de la agresión y control hacia el grupo «disidente».
Dice Mattias que «no se va a cambiar o convencer a la masa a través de la argumentación, pero no es por esto que la voz que dice la verdad deja de ser el elemento crucial siempre que se haga de forma calmada y solamente cumpliendo la tarea cívica y ética de decir la verdad.»
Otra forma de contrarrestar este movimiento de masas es que podamos seguir manteniendo vínculos con otras personas en los que la individualidad de la persona está salvaguardada, atendida y respetada, que nos encontremos en el diálogo y en el compartir lo relacionado con la situación social de estos dos años, pero también en compartir todo lo demás que hace parte de la vida.
Como comentaba en otro artículo el cambio vendrá por el desarrollo de un estado de consciencia y por cuidar los 50m2 a nuestro alrededor. Realiza un acto generoso y atento cada día – prepara algo de comer para tu familia, invita a una bebida a un vecino, siéntate a hablar o a pasar tiempo de verdad con quien quieres, juega o pasa tiempo de verdad con tu hijo o pareja. Mantener estos lazos es posiblemente el aspecto más determinante para una buena salud. Y lo que sabemos es que no necesitamos tenerlo con centenares de personas. Una sola persona que suponga un vínculo de confianza y apoyo es suficiente.
En este sentido, siguiendo a Mattias, es importante que el 10% formen un grupo sano y que no caigan en otra formación de masas, es decir, que los que dicen que están despiertos terminen identificándose entre ellos en relación a esa ideología, anulando su sentir y pensar individual por miedo a ser rechazados. O peor, que este grupo de despiertos no se coloque por encima de los que creen que son peores, dándose el permiso para ridiculizarlos y despreciarlos. Estos pertenecen a los actos crueles que comentaba antes.
Hay varios autores que como Mattias dicen que esta es una guerra contra la humanidad, un paso lógico del mundo materialista/mecanicista que surgió hace 4 siglos. Es una guerra contra el espíritu de cada uno, una guerra contra lo que está más allá de nuestra comprensión…una guerra alimentada por el deseo omnipotente de ser dueño y señor de todas las cosas, de controlar los diferentes mecanismos en los que se basa la vida misma, sea ADN o clima.
En este sentido es importante mantener la individualidad y los principios de la Humanidad. Tal vez esta sea la nueva forma de sociedad que nos espera. Pero sin duda, aceptar el misterio de la vida es lo que nos aleja de una comprensión materialista y racional de la vida.
Sigamos adelante.
Texto basado en la entrevista que Mattias Desmet dió en The Highwire (thehighwire.com) el 17 de junio del 2022.