Urgente: acompañamiento de padres y madres

En este post intentaré poner claridad sobre el papel del trabajo con los padres dentro de la terapia para adolescentes e infantes. Descifrar en la medida de lo posible las piezas del juego sistemico que está en acción.

Cuando recibo la llamada de un padre pidiendo sesión para su hijo/a, observo que existe una cierta resistencia por su parte a participar en el proceso. Les digo que solamente acepto el caso si ellos están dispuestos a venir una vez al mes por lo menos. Y esto no es un capricho. Esto da respuesta a diferentes aspectos: primero quita el problema del hijo/a, alarga la visión sobre las tensiones que están presentes en la actualidad dentro de la familia y de esta forma permite que cada uno asuma su parte de responsabilidad , que no culpa, dentro de la restructuración necesaria y a la que, muchas veces, responde el comportamiento del hijo/a.

infancia_edad_sagrada      loretta cornejo libro

Dos libros que me han gustado mucho

De esta manera es posible, mirar la situación actual, también desde una perspectiva en la que surge, como se comenta en el libro de Evânia Reichert – Infancia, la edad sagrada. Ed. La Llave“la necesidad de educar al educador y de incentivar al adulto a tener más consciencia de la importancia de sus acciones y reacciones junto a los pequeños” como apelaba Reich. Este además decía que “ la infancia de padres, educadores y maestros, se refleja en su modo de educar”.

Este es un libro que recomiendo fervientemente por la claridad que aporta sobre el desarrollo biopsicológico del bebé y sobre las influencias que el ambiente ejerce que incentivan o dificultan su crecimiento fluido.

Es por esto que la participación de los padres es importante a la hora de abordar la dificultad actual del hijo/a (de expresión o ausencia de la misma, de agresión, de abandono escolar, de intentos de suicidio u otras).

Loretta Cronejo en su libro “Manual de terapia Gestáltica aplicada a los adolescentes” dice “…muchas veces no es solamente que los padres estén haciendo algo “mal” o “bien”, sino que el propio adolescente necesita empujar los límites a los que la familia ha estado acostumbrada, y al mismo tiempo es su función hacer que el grupo social se replantee constantemente sus propias fronteras, creencias y hasta las mismas leyes que se creen habitualmente bien cimentadas.”

Hacia la consciencia de necesidad de cambio

Desde una perspectiva sistemica, un grupo social, familiar está en constante búsqueda de equilibrio, en constante cambio y esto es lo que a veces se hace tan difícil de aceptar e integrar dentro de la familia. Porque el cambio implica el esfuerzo de todos. Pero en el momento que uno se da cuenta de que es un esfuerzo hacia el crecimiento, hacia abandonar ataduras que nos impiden madurar un poco más, hacia explorar y agarrar opciones nuevas que surgen inevitablemente en la vida, la tarea de cambio se convierte en algo que aporta lo que está en falta y así, de nuevo, un estado de gustosa calma dentro de la familia.

Para que esto se de, el espacio de los padres dentro de la terapia es uno donde ellos pueden hablar de sus propios miedos, de sus tensiones o angustias de forma a poder darles un camino más sano.

Mientras trabajé en los colegios del Bierzo en la Federación la Palloza haciendo charlas participativas sobre diferentes temas, mi objetivo principal fue el de crear un espacio donde los padres se cuestionasen sobre ellos mismos y su educación, sobre la educación de sus hijos, sobre su forma de educar, sobre la sociedad y la enorme tensión, frustración y culpa que produce en la dinámica personal y familiar. Y de esta forma fue posible que compartiesen sus miedos en relación al crecimiento de sus hijos e hijas (drogas, sexo, evaluaciones académicas, la fiesta, embarazos no deseados, etc.) y, al mismo tiempo, pudiesen ser conscientes de que estaban haciendo guiados por esos miedos. Muchas veces, como se dice en el libro de Evânia, se daba la “compulsión a educar” un término de Reich que se refiere a “la exageración en las formas educativas que genera un exceso de frustración,…,un comportamiento que está teñido de temas emocionales de los adultos y no de eventuales problemas de los niños.”

Como ejemplo, recuerdo como algunos padres piden que su hijo decida por si mismo, que madure como persona, que se relacionen mejor con los demás y los mismos padres terminan descubriendo como no están atendiendo a algo tan básico como es su propia relación de pareja, sus momentos de intimidad, o a que se replanteen la forma que puede tomar su relación ahora que el bebé se hace adolescente o ahora que el “niño” tiene 30 años.

De todo esto es fácil observar el gran entramado de las relaciones familiares. Pero la realidad es que en una situación de crisis, si uno sigue haciendo lo mismo, lo más seguro es que se de contra la misma pared. Si, por el contrario, uno puede darse cuenta de la situación de crisis y probar algo nuevo, entonces la crisis se puede atravesar o no. Pero cuando uno siente internamente que hay otras opciones, abre el camino para que la familia crezca en su conjunto, se abra a la riqueza de la vida que es cambio y no estancamiento. Como varias veces decía mi maestro Ramiro Diáz Fuentes “uno se pone más del lado de la vida que del lado de la muerte.”

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